sábado, 27 de diciembre de 2008

Me fui en la volá... [10-4]




Asi como otros escriben borrachos, yo escribiré bajo los efectos del THC::: marihuana (total, hay que comenzar copiando no?)

No se si corregire esto, lo hare si me nace; no lo hago por ninguna razón de mostrar la hilacha, de ser shuper loca y wueas... no, lo hago porque estar volaá es un estado de conciencia, que, por sobre todas las cosas es mucho más agradable que la conciencia "normal". Es un estado de conciencia, porque jamas se pierde la conciencia, pues sólo puede cambiarte y juguetiar con tus sentidos, es engañar al estado normal, es inventar que todo lo que ocurre "siempre" ocurre ahora con olor a flores, con sonidos plenos, con risas euforicas, con imaginacion inyectada... que todo parece mmm...rico.

Yo siempre digo que a mi, la marihuana me pone "Así como...tibia"; y sí, debo admitirlo, la marihuana al bailarle a mis sentidos, me pone siempre con ganas de cariño... y da la impresion que a todos les pasa lo mismo no?...
todos somos mas felices!, todos queremos entregarnos amor!, todos queremos celebracion!....... (literalmente: amor y paz)
Pero, ¿soy hippie?... Uf!! No, porfavor... ni en pedo como dicen pal otro lado; yo, ni un atao con el hippismo, pero no es para mi: soy demasiado Virgo para el caso, (organizacion y claridad con mis enunciados). Esta bien que me guste fumar caño, pero no puedo estar all day escuchando rock, follando, riendo, que se yo... A mi la marihuana me gusta porque juega con el resto, con la gente, con la cotidianeidad. Fumar y caminar por tus lugares comunes, es lo mejor, te reivindica, te ridiculiza te ironiza toda la vida normal, todos los escenarios comunes. Tambien te hace ver lo que realmente no te gusta, te baja el ataque de paranoia con aquellas cosas que te estresan, y bueno, esa parte es como de psiquiatra, pues te deja en evidencia aquello que te paraliza.

Por eso me gusta la marihuana, porque nos hace a todos mas dispuestos y mas sonrientes, porque nos da un toque, suavemente, con la punta del dedo en la cien, hacia atras, y nos hace caminar 5 metros mas atras del cuerpo, porque la marihuana te hace sentir tu cuerpo, tus dolores, y tus sensibilidades... porque los cogollos te sacan el corazon, y sin embargo, no te asustas, no temes..... Porque sin marihuana muchos libros no habriamos leido!!!, porque sin marihuana muchas cosas no hubiesen existido, muchas obras de arte, muchas peliculas, novelas, poesias, etc. Porque en parte, a los pitos les debemos que nos gusten las humanidades y el arte. Pues sólo la marihuana es la que nos hace observar las cosas como corresponden, con detencion y fascinacion...



Finalmente el experimento de la inpiracion volaita, resulto ser un Manifiesto o algo así.

Me encanta imaginar a Platón fumando... o a Diogenes echando humo..! :)

(Con mi amiguito David, a punto de quemar en las bellas callecitas de Valparaiso)

Cabros: Fumen verde... se los digo, porque yo fumo porro cuando no hay green, fumo caquita, y weno, na que hacer, si lo que me gusta es estar re loca... pero ahora estoy volaita con verde, rica, de las niñas que me (nos) abastecerán todo el 2009, y salen cosas entretes, como todo lo que escribi, pues me ire a dormir con una sensacion pulenta (4am), incluso mas satisfecha de otras cosas que escribo.

Asi que eso... Cuidense todos, que tengan unas pulentas fiestas, que sandungueen harto con la familia, parrandeen con los amigos, fumen marihuana y tomen copete... no manejen eso si, miren que mueren muchos wueones, y na que ver esa wuea.

Besos para todos!!!! Salu'!!! y Marihuana....!!!!!!!

martes, 9 de diciembre de 2008

Jean Paul Sarte, Las Palabras... y la existencia.

"El azar me había hecho hombre, la generosidad me haría libro; podría fundir a mi parlanchina, a mi conciencia, en letras de bronce, sustituir los ruidos de mi vida por inscripciones imborrables, mi carne por un estilo, las blandas espirales del tiempo por la eternidad, aparecer al Espíritu Santo como un precipitado del lenguaje, volverme una obsesión para la especie, ser otro finalmente, se otro distinto de mí, otro distinto de los otros, otro distinto de todo. Empezaría por darme un cuerpo inquebrantable y después me entregaría a los consumidores. No escribiría por el placer de escribir, sino por tallar a ese cuerpo de gloria en las palabras. Considerándolo desde lo alto de mi tumba, mi nacimiento se me apareció como un mal necesario, como una encarnación completamente provisional que preparaba mi transfiguración; para renacer había que escribir, para escribir hacía falta un cerebro, ojos, brazos; una vez terminado el trabajo, esos órganos se reabsorberían solos; en los alrededores de 1955 estallaría una larva, se escaparían veinticinco mariposas infolio batiendo todas sus paginas para ir a posarse en un estante de la Biblioteca Nacional. Esas mariposas no serían nada más que yo. Yo: veinticinco tomos, dieciocho mil paginas de texto, trescientos grabados y entre ellos el retrato del autor. Mis huesos son de cuero y de cartón, mi carne apergaminada huele a cola y al moho, me contoneo muy a gusto a través de sesenta kilos de papel. Renazco, por fin llego a ser todo un hombre, pensante, hablante, cantante, estruendoso, que se afirma con la inercia perentoria de la materia. Me toman, me abren, me extienden en la mesa, me alisan con la palma de la mano y a veces me hacen crujir. Yo me dejo y de pronto fulguro, deslumbro, me impongo a distancia, mis poderes atraviesan el espacio y el tiempo, fulminan a los malos, protegen a los buenos. Nadie puede olvidarme ni silenciarme; soy un gran fetiche, manejable y terrible. Mi conciencia está hecha migas; mejor. Me han tomado a su cargo otras conciencias. Se me lee, salto a la vista, me hablan, estoy en todas las bocas, lengua universal y singular; me convierto en curiosidad prospectiva en millones de miradas; para el que sabe quererme, soy su inquietud más íntima, pero existo en ninguna parte, ¡soy, por fin!, estoy en todas partes; parásito de la humanidad, mis servicios la corroen y la obligan incesantemente a resucitar mi ausencia."


Jean Paul Sartre 1905-1980

Las Palabras






Con casi 30 grados de calor, el metro santiaguino observa la ciudad desde las alturas. La cordillera imponente y reseca me cobija durante todo el trayecto.

Sartre me ha acompañado en esa hora de viaje desde mi casa hasta la universidad, Las Palabras ha sido el libro de lectura rápida que he elegido para las semanas de diciembre. Me detuve en esta pagina, en la 130 donde de una vez por todas se asume escritor; y que manera de hacerlo no?

Pues no es precisamente asumirse escritor, sino se asume como hombre y como existencia. Toda su infancia se batió en la representación de nieto ideal para su abuelo, en su relación con su madre que mas bien era una relación de hermandad, en el pensamiento constante de no haber tenido un padre, que habría sido de él con dicha figura de autoridad.

Jean Paul Sartre creció sólo, sumido en los libros de la biblioteca de su abuelo, leyendo sin parar, sin jugar con niños, sin ir a la escuela normalmente. Sartre se crio como niño prodigio, y estaba conciente de ello.

Sin embargo, la vida tomo rumbo en cuanto escribió, y a pesar que su abuelo solo leyó su primer cuento, y lo rechazó abiertamente, Sartre siguió escribiendo, en la clandestinidad, explica como comenzó a darse cuenta que ese personaje que relataba, era el mismo y que podría hacerlo vivir cosas que él jamas viviría. Echó a correr la imanación, y cerraba de golpe las paginas cuando la pluma se le arrancaba con los pensamientos.
Lo descubrieron por casualidad, estuvo en el anonimato un tiempo, luego lo publicaron y los parisinos comentaban en las calles quien seria aquel maravilloso escritor. Jean Paul, escondido tras su fealdad y sin problemas de dinero, no se apresuró en decidir como salir al publico.

El fragmento es crucial, es el momento en que decide convertirse en ser, una definición mas metafísica que practica, en este fragmento él no decide que estudiar para trabajar, solo decide que se inmortalizara, que vivirá en otro cuerpo, y que, magestuosamente, trascenderá.


Su ceguera es la genialidad del oído de Mozart.
Au revoir!