Aproximación a la Iglesia

Santiago, miércoles 16 de julio de 2008, 20:00 hrs.

En un acto de cinismo puro, me encuentro sentada al lado izquierdo de mi padre, mirando hacia el altar, en una Iglesia x de Santiago de Chile.

La voz hueca del cura retumba en mi piel, la luz kitsh de la virgen y la cruz me encandilan, y el abdomen bien trabajado del Jesucristo de cuelga a mi derecha me hace imaginar si en realidad habrá tenido aquel buen cuerpo.

El frio cala los huesos de todos los presentes, y no sé si alguien escucha lo que el cura menciona: habla de Israel y de la virgen y yo aquí, congelada y atada: atada conscientemente a una tradición familiar, que no me desagrada, pero que en algun minuto de la misa me colapsa, ¿es que uno se va haciendo intolerante al catolicismo?... Dios, ¿será para tanto?...

Y eso que aun falta el peor momento, el de La Paz, donde mi cara de repudio es intratable y en donde me enfrento a mi atesmo más ortodoxo... ¿Quién dijo que la paz se entrega de mano en mano?, y ¡ojo! no es cualquier paz, es La Paz del Señor... o sea, ¡cuidado! que al salir deberias tener la sensación superpoderosa de Paz, asi como despues de una clase de Yoga.

Ni siquiera puedo enumarar una serie de argumentos para establecer porqué no creo en Dios... simplemente estoy aqui y el escenario me parece indecente, patético y cínico. Diogenes en un acto quinico estaria masturbandose frente a la virgen, por estúpida, por haber sido virgen!!!! (¿Me ire al infierno por escribir esto dentro de una Iglesia?)

Maldición... ¡Dios no existe!, que ganas de gritárselos en la cara... no existe, ni el paraiso, ni el infierno, ni la gloria, ni la paz... pero que más da, la revolución anti religión está a millones de años luz, el catolicismo es como el aire, asi que sigamos contaminándolo... no hay más...