Un amor violento...

Para M.S. con aroma a libros...

Caminando, cabizbaja y sin rumbo, ella llega a la esquina de Santa Fe y Callao.

Recuerda que por ahí se encuentra la maravillosa librería que la había deslumbrado hace unos meses, y cruza eufórica a su encuentro. Al abrir la sonora puerta de vidrio, observa... y lo ve, se detiene en sus ojos, en su mirada, y lo espera; y el comprende...

Miradas van... miradas vienen... encantadoramente se sonríen y se distinguen entre los libros, las responsabilidades, las preguntas, los clientes, la filosofía.

Se acerca la hora del final, y ella debe marcharse, lo aparta a un costado y alarga el dialogo por donde pueda.

Y no se atrevió. Siendo una desconocida, en país ajeno, sin nada que perder, excepto el pudor, ella se va, sin haberlo invitado un café y sólo con su nombre en la memoria. Lo observa mientras avanza por la vereda tras la vitrina...

Adiós guapo...



Una noche de septiembre, bajo los efectos de no se que droga, ella camina por las calles de Almagro: Guardia Vieja con Bulnes, Bar Imaginario.

Y ahí estaba...
sentado, charlando con alguien;
los nervios la tomaron por sorpresa
y ella no pudo disimular el placer que le provocaba volver a verlo.

y siguió avanzando sin rumbo...

Sentada fumando lo ve pasar, sí, era él, nuevamente. Él se detiene pero no la ve con certeza.
Uf! muchos nervios, y la vida y el destino se vienen encima... ¿es posible una coincidencia así?...

Y ella, nuevamente olvida...

hasta que los pasos se detuvieron frente a sus ojos: "yo a usted la conozco, señorita", le dijo él muy formalmente.

Ella se levanta, se saludan...
fuman, ríen, conversan y se miran...
se observan profundamente...

la vida no pudo destinarlos de esa manera,
la vida no puso encargarse de volver a juntarlos en tan simple y extraña situación...
al parecer las vidas de ambos quieren comunicarse,
juntarse y ser parte de la misma historia...

Por primera vez, no hay nada ni nadie de por medio. No hay relación extrínseca que cause la coincidencia de una forastera y un porteño en una ciudad con varios millones de habitantes...

Tras los vidrios y marcos negros de ambos...
Simplemente son sus miradas...
se lo dicen todo, y no dicen nada...

Son casualmente vecinos, el la encamina a casa, y para su sorpresa, ella lo invita a desayunar...

Las mañanas siguientes fueron con sabor a jugo de naranjas... con aroma a café y medias lunas...


"Feliz Primavera", le dijo ella, con una flor entre sus manos... él se levantó, limpió la botella de pisco que les habia roto el hielo la noche que despedian... y la puso en agua...


Y ahi quedó... la flor punk hermosa...

Resistiendo a los devenires de sus vidas,

de sus historias...

del destino...

que no quiere separarlos...

"Hacemos el amor incestuosamente, escandalizando a los peces y a los buenos ciudadanos, de este, y de todos los partidos" (Cristina Peri Rossi).